Las gallinas ponedoras pasan sus vidas en jaulas de alambre llamadas “baterías”. Entre 5 y 11 gallinas son amontonadas en estas pequeñas jaulas de apenas 45 x 50 cm. Están tan amontonadas que no pueden abrir ninguna de sus alas. Estas jaulas son apiladas una sobre otra por lo que los excrementos caen directamente sobre las gallinas de abajo. Debido a que las jaulas tienen mallas de alambre como piso para evitar limpiar los excrementos estas crean deformaciones en sus patas. En ocasiones quedan atrapadas en los alambres por lo que mueren al no poder alcanzar alimento o agua.
Debido a que estas condiciones de hacinamiento mantiene a las gallinas en constante estrés estas se picotean entre si. Para evitar esto los criadores les cortan sus sensitivos picos con cuchillas al rojo vivo y sin anestesia. Muchas no pueden comer por el dolor por lo que mueren de hambre en las jaulas. Las que sobreviven normalmente tienen que vivir con sus compañeras muertas ya que los cuerpos generalmente no son removidos de las jaulas.
La luz en estas bodegas es manipulada para disminuir sus comportamientos neuróticos y violentes ocasionados por el estrés del confinamiento. Periódicamente, por dos semanas, se les deja en oscuridad y se les restringe el alimento. Este proceso induce un ciclo de puesta adicional. Esta práctica común en la industria avícola se conoce como “técnica de choque” y produce bastantes muertes.
Según FENAVI y el DANE, en un censo elaborado en el 20021, diariamente más de 32.000.000 de gallinas son explotadas en Colombia para producir huevos.
Los polluelos que nacen machos, al no ser rentables para la industria avícola ya que no producirán huevos son desechados vivos en bolsas plásticas o ahogados en tanques de agua. Estos son considerados “desperdicios” o “subproductos” y se trituran para la producir concentrado para animales o caldos. En ocasiones estos polluelos son tomados por los trabajadores para pintarlos de colores con pinturas tóxicas para ser vendidos en ferias o cerca de colegios. Generalmente mueren a los pocos días.
Luego de 2 años en estas condiciones, los cuerpos de las gallinas han sido explotados al máximo, la producción de huevos desciende por lo que son llevadas al matadero. Allí sus frágiles patas son enganchadas en cadenas transportadoras, sus gargantas son cortadas. Sus cuerpos están tan desgastados que no sirven para producir carne, por lo que se utilizan para fabricar caldos y concentrados para animales.
Las gallinas en su ambiente natural podrían vivir entre 15 y 20 años, pero a causa de los excesivos abusos a los que son sometidas en su proceso de producción tal ciclo vital se ve reducido a entre 1 y 3 años.
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