La fobia es el miedo intenso y persistente hacia un objeto, situación o actividad específica, debido al cual el individuo lleva una vida limitada. La ansiedad que se sufre suele ser desproporcionada con las situaciones reales, y las víctimas son conscientes de que su miedo es irracional.
Hay tres tipos de fobias:
- Las simples, que se manifiestan hacia objetos y situaciones específicas, como a ciertos animales (por ejemplo, las arañas o las serpientes), a espacios cerrados o a las alturas.
- La agorafobia, que es el miedo a espacios públicos abiertos (como centros comerciales) de los que resulta difícil escapar, o en los que se experimenta a gobio, miedo que aumenta hasta que el sujeto es incapaz de salir a la calle.
- Las fobias sociales, que es el miedo de sentirse ridículo o sentir vergüenza en público.
La fobia a los animales, conocida también como zoofobia, suele comenzar en la niñez y puede durar toda la vida si la persona no se hace un tratamiento psicológico adecuado. Esta clase de fobia supone un intenso miedo a cualquier animal o a alguno en especifico (zoofobias especificas) siendo este último mas frecuente. La persona no tolera la presencia del animal y el temor empeora si este se está moviendo. Hay casos en que una simple foto o la idea de tener que encontrarse con el animal son suficientes para aumentar el ritmo cardíaco y desencadenar la angustia del zoofobico.
El miedo patológico a un animal no suele responder a razones reales y racionales como el posible daño que nos pueda causar. Más bien se trata de un miedo muy intenso al propio miedo que saben que van a experimentar si se encuentran con el animal temido. Es por eso que las personas con fobias a algún animal evitan totalmente enfrentarse con la situación sin tratar de razonar los motivos por los que sienten el miedo.
Esta enfermedad genera mucha angustia y stress en quien la padece, siendo así que una persona que le teme a las arañas no puede estar en una habitación que tiene una telaraña o alguien que le teme a los perros se cruzara de calle si ve afuera al perro del vecino. En algunos casos sufren sudoracion en las palmas de las manos, taquicardias y ataques de pánico.
Ejemplos de zoofobias específicas podrían ser entomofobias (miedo a los insectos), tales como la apifobia (miedo a las abejas), aracnofobia (miedo a las arañas) o mirmecofobia (miedo a las hormigas). También existe el miedo a los reptiles (herpetofobia), o a las serpientes en particular (ofidiofobia). Incluso hay personas que temen a los animales domésticos, como el perro (cainofobia) o el gato (ailurofobia). Algunas clases de zoofobia son temores extremos a animales que se sabe pueden llegar a ser peligrosos, como los toros (taurofobia) o los tiburones (selacofobia). Sin embargo, la zoofobia no debe ser confu ndida con un miedo razonable a los animales peligrosos o amenazadores, como un oso salvaje o una serpiente venenosa. Pero también existen fobias a animales que se saben inofensivos, como las gallinas (alektorofobia), los peces (ictiofobia) o los topos (zemifobia).
Para perder la fobia es necesario que quien la padece esté decidido a superarla. Con un buen tratamiento psicológico, con tiempo y sobretodo con voluntad se puede solucionar y el enfermo podrá tener una vida normal.
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